viernes, 31 de agosto de 2007

Mi Desafío

Cuando era chico, mi papá me “rompía” para que vaya a practicar Judo; pero yo estaba en otra, jugaba al básquet, al fútbol en el viejo Club YPF Austral; pero siempre quise sobresalir y ser algo distinto al resto…, pero como hacer?, este deporte medio raro en el que se agarran y tiran sobre un colchón es medio complicado…, pero hay algo lindo…, la GLORIA es toda tuya y de nadie mas. Me dejó pensando esa vez y ahí decidí ir a probar este desconocido deporte que se hace con pijama blanco. Probé, gustó…, y ahora?, que hago?..., es muy duro, hay que transpirar y ser constante…, me gusta aunque es muy sacrificado, pero igual quiero saborear la GLORIA. Con el tiempo los que me sacaban a luchar porque sabían que me “fajaban”; ya no quieren saber nada de luchar conmigo. Por que?, será que llegué a algo?, será que me respetan?, que será?, está bueno eso. Competí, perdí muchas veces y gané otras tantas, mis profesores me inculcan valores que no los entiendía, me decían “para ganar, primero hay que saber perder”, pero yo no quiero perder…, quiero ganar, me hablaban de caballerosidad deportiva y saludar al rival después de un combate…, “saludar?, si gané, como lo voy a saludar?, el que me tiene que saludar es él”. Con el tiempo aprendí la lección, perdí mucho y aprendí a reconocer y aceptar la derrota. Esa es una lección que jamás olvidaría.

Pasaron los años y mi viejo, mi profesor de la vida, vio que necesitaba algo mas, que era necesario un golpe y un quiebre en la carrera deportiva. Después de la colimba me mandó al actual CENARD a entrenar con los mejores. Jamás en mi vida deportiva me había sentido tan “trapeado”, viví un nivel que no sabía que existía; fueron los 3 meses mas largos de mi vida, me encontraba en una ciudad inmensa, solo y golpeado física y psicológicamente…, “debo vivir esto?, para qué?”, -me preguntaba- ..., “esto es superación”, me dijo un Maestro. Eso me dio aire nuevo.

Hay que sembrar”, me dijo mi viejo, para después cosechar. La etapa de competencia ya estaba llegando a su fin, mi última competencia fue en los Juegos Argentinos en Bariloche. Y ahora?..., que hacemos?, hay que volver a sembrar y enseñar lo aprendido. Hay que volver a prepararse, pero ahora la instrucción es distinta, hay que enseñar y formar una persona. Como hago?..., “hay que capacitarse”, me dijo mi vieja que es una Docente “de las viejas”. Y bueno…, volvamos a golpearnos al CENARD. Fui, aprendí, volví, enseñé y así me hice; de a poquito. Volví a irme a Córdoba a practicar en Atenas y en el ACV, fui a Rosario al Atlantic Sportmen, en Viedma al Judokán; estuve aprendiendo con los mejores. Competimos en Torneos Nacionales, Provinciales, Patagónicos con los alumnos del Jardín 37 del barrio Belgrano, con muy buenos resultados; eran buenas épocas y viajábamos mucho. Llegaron los Juegos de la Araucanía y un nuevo desafío estaba en puerta.

Nos fue bien los primeros años, pero cometí errores y también algunos aciertos. Lloré de alegría y también lloré solo de tristeza. Recuerdo el llanto después de hablar con mi viejo luego del inmenso dolor de haber llegado con las manos vacías de Comodoro. La GLORIA no estaba, me había dejado solo. Caímos, nos levantamos, volvimos a caer…, pero otra vez estamos de pie ante la adversidad; adversidad ésta, que a veces está en casa. “Hay que ponerle el pecho a las balas”, -me dije-. Hoy estamos renaciendo.
Está bueno esto, ya no compito, pero el bichito todavía está; de vez en cuando me trenzo con los pibes en un combate entre la experiencia y los pelos del zorro (que todavía están) contra la juventud y el ímpetu de los chicos de hoy. Mi desafío es la preparación de competidores; pero siempre me falta algo, siempre quiero más. Lo próximo que iba a enfrentar era Arbitrar. Empecé mi carrera de Arbitro con el apoyo de mi Maestro Húber Pena, el “viejo”; a quien llevaré eternamente en mi corazón. Me lo propuse y llegué, hoy soy Arbitro Sudamericano, eso me costó sangre sudor y lágrimas. "Hagan JUDO con Alegría!", dijo el Maestro Cubano Medina, y así lo hice; hoy disfruto dando una clase y soy inmensamente feliz en un tatami de práctica.

Pero en todas las etapas de mi vida me he topado con gente muy buena…, que trabaja, que empuja, que sueña, que vive, que ama; y otra que no tanto…, gente envidiosa, inútil, traicionera, vil, escaladora, ruin…; y gente a la que no le importa nada… .

Pero a mi sí me importa. Porque sé lo que se sufre y sé del sacrificio para colgarse una medalla, porque sé que cada uno de los atletas Santacruceños sueñan con ser los mejores, y mientras soñemos, siempre va a haber un técnico, un delegado, un papá o un “profe” al que le importe el Deporte.

Y Saben una cosa mis queridos internautas?..., hay cosas y valores morales que importan…, y les voy a decir porque me importa…:

Me importa porque mis viejos me educaron para ser un hombre de bien.
Me importa porque la vida es demasiado corta para ser mediocre.
Me importa porque en algún momento de mis primeros pasos como educador traté con todas mis fuerzas de formar buenos competidores; y con el tiempo me di cuenta que ayudé a formar una persona con valores morales y conductas intachables.
Me importa porque de lunes a sábado estoy rodeado de chicos que quieren una oportunidad.
Me importa porque todavía me gustan los desafíos.
Me importa porque pienso Judo, respiro Judo y sueño Judo
Me importa porque amo al deporte en todas sus formas.
Me importa porque en cada clase me divierto, me río, y eso te mantiene el espíritu vivo.
Me importa porque puedo usar al Judo para sacar a un pibe de la calle.
Me importa porque miro el pasado… y me doy cuenta que no fue mejor.
Me importa porque mi viejo con sus años encima sigue yendo con su chatita peugeot y su bolsito a dar clases a la otra punta de la ciudad.
Me importa porque tengo alumnos que con sus problemas sociales y personales siguen aprendiendo y apoyándome.
Me importa porque no soy profesor de educación física, pero estoy preparado.
Me importa porque ver la sonrisa de un pibe al subir al colectivo, o la concentración en un momento previo a un combate es impagable; y sé que le he cumplido, que no le he fallado.
Me importa porque hay gente que todavía cree.
Me importa porque cuando un competidor mío gana, lo abrazo al llegar al final del tatami para compartir su alegría…, y si pierde, estoy ahí para contenerlo.
Me importa porque quiero superarme.
Me importa porque están los padres de los chicos que esperan un futuro deportivo mejor.
Me importa porque se me hincha el pecho cuando canto el himno fuera de mi país.
Me importa porque transpiré el judogui esperando una oportunidad y una ilusión…, que llegó con mi esfuerzo personal y el económico de mi padre.
Me importa porque me duele perder.
Me importa porque nunca pedí nada a cambio de dar lo mejor.
Me importa porque de chico, quise llegar a algo y me rompí entrenando con los mejores; porque sabía que esos “golpes” iban a ser mi experiencia actual.
Me importa porque me duele cuando un equipo o un atleta Santacruceño queda en el camino.
Me importa porque no se invierte en mejores instalaciones, programas de becas, programas de desarrollo o sociales; no se trabaja con otros ministerios, no se trabaja con talentos, no se los incentiva a los pibes; en fin, pan para hoy…
Me importa porque lloré ante la derrota y ante la victoria.
Me importa porque algunos huecos piensan que el deporte no da réditos políticos, al contrario, Educa.
Me importa porque se me hace un nudo en la garganta cuando veo un competidor de mi provincia en el podio.
Me importa porque los pibes dan lo mejor y no se los recompensa.
Me importa porque planificamos para “mañana”.
Me importa porque cuando era chico y competía mi papá me decía que tenía que capacitarme para poder tener bases para el futuro. El futuro pasado es hoy y gracias al esfuerzo de mi viejo, hoy soy lo que soy.

Me importa porque hay gente a la que no le importa, y estoy dispuesto a cambiarlo.


Prof. Alejandro Chinchilla
III Dan - Profesor Judo
DT Araucanía

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